El milagro de San Hugo en el refectorio - Teresa Sabater Parejo



EL MILAGRO DE SAN HUGO EN EL 

REFECTORIO



La pintura barroca se caracteriza por:
·       El naturalismo
·       El sentido religioso que expresa también los sentimientos de los artistas y de la sociedad
·       La variedad temática, aunque el tema religioso predomina, también se cultiva el retrato, la pintura mitológica y comienzan otros géneros como el bodegón, el paisaje y el tema histórico.
·       El predominio del color sobre la línea, influencia de Rubens principalmente, lo que hace a la pintura colorista.
·       El gran interés por los problemas lumínicos que dan lugar al tenebrismo, que desemboca en la pintura clara.
Existen dos tendencias principalmente: el realismo barroquista de Velázquez y Murillo, y el naturalismo tenebrista de Ribera y Zurbarán.
Esta obra pertenece al naturalismo tenebrista de Francisco de Zurbarán. Este pintor, nació en 1598 en Badajoz, pasó en Sevilla parte de su vida y murió en Madrid en 1664.
Zurbarán se caracteriza por ser un pintor naturalista especializado en el género del bodegón, sobre todo en las telas con pliegues quebrados, algo almidonadas y como impulsadas por el viento. Sus modelos son siempre realistas, especialmente los masculinos, ya que idealizaba a los personajes sagrados o femeninos. Fue un tenebrista al que le gustaba contrastar la escena del primer plano con la del segundo, que concibe como una sombra, y un fondo muy iluminado. No fue muy hábil para la composición y son muy sencillas. A pesar de su tenebrismo es un gran colorista y destacan los temas religiosos en sus obras, especializándose en los ciclos de frailes, buscando la interpretación del éxtasis.
El milagro de San Hugo en el refectorio fue realizado por Zurbarán en 1655 con la técnica de óleo sobre tabla. El tamaño es de 267cm x 320cm y orginalmente estuvo en la Sacristía del Monasterio de la Cartuja de Santa María de las Cuevas, pero actualmente se encuentra en el Museo de Bellas Artes. Narra el milagro que tuvo lugar en la Cartuja al haberse negado los monjes a comer la ración de carne para no quebrantar el ayuno. Como consecuencia, quedaron dormidos hasta el miércoles de Ceniza. Se despertaron al presentarse San Hugo, y la carne se había transformado en ceniza.
La estancia aparece decorada con un cuadro con María y San Juan protectores de los cartujos en colores más vivos que el resto de la composición, y a la derecha del cuadro, añade una apertura por la que se divisa una iglesia.


En el cuadro se distinguen varios planos:
  •     El primero San Hugo y un paje.


  •        El segundo la mesa con naturaleza muerta formada por platos, jarras y pan.


  •        El tercero San Bruno ocupando el eje de simetría y a su lado los monjes.



Las figuras tienen volúmenes geometrizados: cabezas esféricas, los capirotes son troncos de conos, la jarra en su parte inferior es esférica… Y los rostros reflejan un silencioso misticismo.

Cabe destacar también la calidad matérica y el realismo en los objetos como el pan y la cerámica de Talavera en colores blancos y azules con el escudo de la Orden de los Cartujos.



En la obra podemos apreciar como el pintor dominaba el color blanco al que podía dar muchos matices distintos y que, junto a la armonía que crea de grises y blancos, da una luz que parece proceder de los hábitos.
La impresión general del cuadro es de estatismo y rigidez, de ausencia de movimiento propia de Zurbarán, con unos monjes hieráticos, quietos y demacrados por el largo ayuno de la Cuaresma.


Comentarios

  1. (10)
    La siguiente obra corresponde al arte neoclásico y Goya, pero tendrás que esperar a que lo veamos la semana que viene. La fecha límite de entrega será el lunes 20 de abril. Fusilamientos del 3 de Mayo de Goya.

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