La clase de danza de Degas

La clase de danza, de Edgar Degas

Por Paula Cuesta.


¿QUIÉN ERA EDGAR DEGAS?

Fue un pintor y escultor, maestro del pastel y obsesionado por la danza (o más bien por las bailarinas).

Parisino de toda la vida, pudo dedicarse al arte con la ayuda del dinero familiar (banqueros). Se dice que tenía un agudo ingenio, llegando a veces a rozar la crueldad. Muchos afirmaron que era un misántropo muy maniático. Soltero empedernido, fue conservador en cuanto a lo político, oponiéndose a toda reforma social. Incluso es famoso su anti-semitismo, estimulado por el Caso Dreyfus que dividió París a finales del XIX.

En la década de 1880, empezó a perder visión y decidió centrarse en la escultura y el pastel, que requerían menos agudeza visual, aunque era de todos sabido que fingía estar más ciego de lo que realmente estaba para no tener que saludar a la gente que le caía mal. Con la edad se fue recluyendo más y más y acabó sus días ciego, sólo y no demasiado valorado por los jóvenes artistas que vivían en París en 1917.

Como suele suceder, Degas sólo fue reivindicado tras su muerte.



Las obras de Edgar Degas son de gran calidad técnica y la personalidad del autor se caracteriza por su incesante búsqueda de la belleza. Estos aspectos confluyen en este hombre único en su forma de hacer arte, siempre personalista, por ello no es posible analizarlo tomando en cuenta sólo los estilos, corrientes y movimientos existentes. 


Pintó obras como La Famille Bellelli, El ajenjo o Ensayo de ballet.






ESTILO

Fue uno de los más célebres artistas vinculados al impresionismo, aunque a decir verdad, se veía a sí mismo como un realista y para él, la verdadera belleza radicaba en el dibujo acabado (de Ingres), algo verdaderamente anti-impresionista. Tampoco le interesó nunca el paisaje como al resto de impresionistas (de hecho, prefería los interiores) y se dedicó casi exclusivamente al estudio del cuerpo humano.
El Impresionismo se originó entre 1860-1870 partiendo del realismo de pintores como Courbet y Corot. Los impresionistas pintaban la realidad usando colores brillantes y saturados, centrándose principalmente en los efectos de la luz y la atmósfera, buscando transmitir una sensación de inmediatez.
Técnicamente, Degas difiere de los impresionistas ya que él “nunca adoptó la técnica de mancha y color",​ y menospreciaba la práctica de la pintura al aire libre.



LA CLASE DE DANZA

Fue pintada en 1874, actualmente se encuentra en el Museo Metropolitano de Arte.

Quizá sea ésta la escena de ballet más popular de Degas. En ella recoge uno de los salones del Teatro de la Ópera de París, donde dirige la clase el gran Jules Perrot, quien a sus 64 años era uno de los maestros más prestigiosos. A su alrededor gira la escena que contemplamos, formando las bailarinas un círculo imperfecto para escuchar los consejos y observaciones del ya legendario bailarín. En primer plano se sitúa una joven de espaldas y otra subida en el piano, rascándose la espalda. Las demás muchachas se recortan sobre la pared verde y el gran espejo enclavado en el vano de una puerta. Al fondo se sitúan las butacas reservadas para las madres que vigilaban la actuación individual de sus hijas, aunque aquí no se recoja ningún ensayo concreto. El gran protagonista del lienzo no es el anciano profesor sino el magnífico efecto de profundidad, obtenido a través de las líneas diagonales del suelo, la disposición de las bailarinas en el espacio y la esquina del fondo de la sala, que juega con la influencia de la fotografía al cortar los planos pictóricos.



En esta obra, Degas copia directamente las pautas compositivas de lo más moderno y excitante que se podía ver esa época: los grabados japoneses.

Como los maestros japoneses, Degas eleva un poco el punto de vista (Valéry escribió: Degas es uno de los pocos pintores que tanta importancia hayan dado al suelo. Tiene unas tarimas admirables), y de este modo el pintor consigue escorzos tan exagerados como expresivos. Además a Degas se le da por cortar por los bordes a quien se ponga por delante, como pasaría en una fotografía.

Y como en uno de esos maravillosos grabados que llegaron a Europa desde oriente gracias a las exposiciones universales, el artista construye este cuadro por medio de una pronunciada diagonal, del extremo inferior izquierdo al superior derecho.

Con ello el impresionista enamorado del ballet nos transmite dinamismo y fugacidad, como un instante congelado en el tiempo de gente moviéndose de forma armoniosa, espontánea y en cierto modo anodina, como en un momento de breve descanso tras el extenuante ensayo que está imponiendo el exigente profesor de baile.

Comentarios

  1. Ha quedado, como me comentaste un tanto discordante respecto al formato...(9) Ya hemos llegado al final del contenido. La obra del siglo XX que te toca es: Cisnes reflejando elefantes, Dalí.

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